martes, 26 de octubre de 2010

cuento breve de amor en invierno

atravesó el puente viejo de madera.
La bicicleta , que alguna vez fue roja, golpeó con sus ruedas sobre los durmientes, uno a uno, descubriendo su escala de sonidos. La luz del foco se bamboleó con el viento y  se reflejó en  un charco.
Bajó el pié para no caerse y el barro le cubrió la zapatilla azul, que como siempre llevaba sin medias, le ensució el tobillo y parte del pantalón. ¡Puta madre ! grito en el silencio. Un perro a lo lejos pareció reírse de su infortunio y ladró.
Sintió ganas de volver al reparo de su casa . Miro la tormenta  que volvía entre relámpagos ahora del norte.
-Siempre es así-pensó - como mi vida- a veces calma, muy poca y después de nuevo la tormenta-.
Se detuvo al borde del camino, los camiones lo habían dejado un desastre, huellones profundos,  parecían impedirle el paso .
¿Porque le costaba tanto hacer aquel paso? - se pregunto y sintió miedo -¿y si no está? - dudó  mientras hacía fuerza para pedalear en el barro.. Evitó la calle y subió a la vereda justo en la esquina de la canchita de futbol. -Falta poco- dijo y esquivó un charco.
Llegó frente a la casita, blanca con chapas de cinc, como todas las del barrio. Desde la oscuridad, miró.
entre las cortinas vio su silueta,se movía, iba, venía, se detenía un momento y luego de nuevo empezaba a moverse.
La amó intensamente. Detuvo el tiempo:¿Cuanto dura la mirada del amor?.
Miró sus zapatillas azules sucias del barro, su pantalón, su ca,isa salpicadas de barro. Se sintió sucio  y tuvo miedo.
Agachó la cabeza y pedaleó hacia la esquina iluminada.
Ella levanto el plato vacío de la mesa y se puso a comer en silencio.
Estaba feliz.
El la había venido a ver.
-Mañana vendrá de nuevo - pensó, mientras arropaba a los niños en la cama.
La lluvia de invierno comenzó a caer nuevamente.
                                                                    

                                                                                         Miguel- octubre 2010-

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